Varios historiadores han ilustrado en sus escritos cómo ha sido la evolución de la producción de arroz en la Meseta de Ibagué, y cómo este proceso se suscitó de la mano con la historia de sus pobladores, haciendo que el estudio de la historia de uno y otro sea la misma. De la selección natural en los comenzos del cultivo del arroz en Colombia en los años treinta y cuarenta donde los mismos agricultores seleccionaban sus materiales, a través de un proceso natural y espontáneo de mejoramiento de los mismos sin intervención del estado o la ciencia, separando las plantas y escogiendo las espigas más desarrolladas una a una, construyendo sus propias acequias y contratando regadores para distribuir el agua en los lotes en un sistema de riego muy particular, creación propia bajo el sistema corrido, hasta la incursión de tecnología y maquinaria que facilitan la labor pero conservando esas prácticas ancestrales como la rastreada y el caballoneo donde los contornos de curvas engalanan el paisaje del cultivo y la meseta de Ibagué, dirigiendo el agua del riego por mojes. Estas prácticas culturales hicieron de los reagadores de la meseta su reputación como los mejores de Colombia y quedaron estampadas como homenaje en nuestro sello.
El logo de la Denominación de Origen consta de cuatro elementos de los que se extraen los iconos que corresponden a las principales características del arroz de la Meseta de Ibagué. Estos elementos son La Meseta de Ibagué, la cadena montañosa del territorio, los caballones o surcos que deja el agua en los arrozales y nuestro talento, el regador entregando a la tierra su cuidado.