Mientras en el Tolima se avivan disputas políticas por una presunta participación en política durante un evento financiado con recursos públicos, en las sombras se gesta una amenaza real contra uno de nuestros mayores símbolos: el aguardiente Tapa Roja. Mientras las bodegas de los distintos equipos políticos se dedican a la confrontación y al desgaste, otras bodegas, en sectores como Mirolindo en Ibagué, se preparan para ingresar aguardiente paisa, buscando desplazar la tradición licorera tolimense de más de 100 años. Los partidos y corrientes políticas son pasajeros, pero la cultura, la identidad y los patrimonios de un pueblo permanecen. ¿Hasta cuándo vamos a dejar de pensar en unos pocos y empezar a defender lo que nos une a todos?
En un momento clave para el Tolima, donde el gobierno departamental, los gremios económicos y el sector privado trabajan incansablemente por fortalecer la identidad turística y económica de la región, es preocupante ver cómo las disputas políticas desvían la atención de lo realmente importante. Hoy, el Tolima brilla con logros que lo posicionan en el mapa nacional e internacional: el mejor plato de cerdo del mundo, el mejor tamal, el aguardiente más premiado, una de las loterías más antiguas del País y un equipo de fútbol que sigue dejando huella. Estos productos insignia han llevado el nombre del departamento a escenarios globales, gracias a estrategias de posicionamiento que han dado frutos en ferias internacionales y eventos de gran prestigio. Además, ser parte del Eje Cafetero colombiano abre nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, todo este esfuerzo corre el riesgo de verse opacado por la polarización política. El Tolima no puede darse el lujo de dejar que los ideales partidistas y los enfrentamientos internos frenen el avance de un departamento que tiene todo para consolidarse como potencia cultural, económica y turística.
La verdadera discusión no debería centrarse en si en un evento turístico se mencionó o no la política, si se mencionaron personas que hoy por hoy no son candidatos a nada, sino en lo que realmente impacta a la región: la recuperación y fortalecimiento de nuestros símbolos y tradiciones. Mientras algunos buscan polémicas pasajeras, lo que realmente importa es que el Aguardiente Tapa Roja, el mismo que ha dado trabajo a cientos de familias y ha acompañado la historia del Tolima, sigue recuperando espacios y enfrentando con fuerza la competencia de otros licores que intentan opacar su legado. Más que dividirnos en disputas políticas, deberíamos enfocarnos en consolidar lo que nos hace fuertes, en respaldar a nuestros íconos y en trabajar unidos para que el Tolima siga brillando dentro y fuera del país.
Columna de Opinión : Fermin Adan Lozano Guzman, administrador Publico , espe en gestion del desarrolo y estudiante de derecho