Brasil es un país de dimensiones continentales y con opciones que van mucho más allá de sus siete mil kilómetros de litoral y playas de gran belleza. Naturaleza, inmersión cultural y recorridos sorprendentes forman parte del menú que se ofrece a quienes viajan con un presupuesto ajustado, en grupo o en solitario.
RIO DE JANEIRO (RIO DE JANEIRO)
Nada más democrático y fascinante que las playas urbanas de la zona sur: Copacabana, Ipanema o Leblón, para pasar el día tomando un coco frío y esperar la puesta de sol. Conectadas con el resto de la ciudad por ómnibus de frecuencias regulares, cada una tiene un público fiel y esa diversidad es la muestra de las múltiples voces que animan la ciudad. Con el Metro, las playas de Barra de Tijuca (a 20 km de Copacabana) son menos populosas que las de la zona sur, y se llega en pocos minutos desde Ipanema; desde otros barrios, en combinación con ómnibus y Metro. La tradicional subida en teleférico al cerro Pan de Azúcar cuesta unos 85 reales por persona, pero hay otra forma de disfrutar la península de Urca -donde se ubica el famoso monumento natural- de gratis: a un costado del acceso al teleférico (bondinho) está el paseo Claudio Coutinho, un circuito con vistas maravillosas de la bahía circundante. Al bajar, vale la pena el recorrido peatonal por el barrio de Urca, con la mejor vista hacia la bahía de Botafogo y, a lo lejos, el Cristo Redentor. El Forte de Copacabana, con entrada de dos dólares por persona, ofrece una deliciosa vista panorámica hasta Leme para pasar las horas contemplando el paisaje de la “Cidade Maravilhosa”. En la zona portuaria, es indispensable la foto en el cartel de Río, en medio del Boulevard Olímpico donde se encuentra el impresionante Museo del Mañana. Y si de fútbol de trata, el paseo al estadio Maracaná -tickets entre 5 y 15 dólares por persona, niños gratis- permite pisar el césped de la historia del fútbol mundial y llevarse en mejor recuerdo. Desde Bogotá existen vuelos a Río de Janeiro y los colombianos pueden ingresar a Brasil con pasaporte vigente o cédula de ciudadanía.
PIPA (RÍO GRANDE DEL NORTE)
Lejos (pero no demasiado) de los centros urbanos, la playa de Pipa es un espectáculo de contrastes: cálidas aguas azules, arena finísima, dunas y acantilados en medio de un clima cálido todo el año. Las distancias son accesibles, la infraestructura es buena y se puede ir de un lugar a otro en cualquier momento del día. Con alrededor de seis mil habitantes, en Pipa los servicios para el turista son excelentes, variados y para todos los bolsillos, además de tener una vida nocturna muy animada, que comienza desde el atardecer en la playa. Un clásico para divertirse y socializar son los viajes em buggy, vehículos 4×4 -con chofer- que se alquilan para aventurarse por las playas y dunas de la región. Playa del Amor (por su forma de corazón) y Bahía de los Delfines (Baía dos Golfinhos) son otros destinos de visita obligada, que ofrecen alquiler de sillas, sombrillas y una buena oferta gastronómica. El Mirador del Chapadão es el mejor lugar para tomar fotografías y
disfrutar del atardecer, y el Santuario Ecológico es un parque que alberga varias especies de la fauna y flora brasileña, además de unas 16 rutas de senderismo en medio de esta reserva natural.
COMO LLEGAR: Pipa está ubicada en el estado de Rio Grande do Norte, en el Noreste de Brasil, y el aeropuerto más cercano es el de Natal, a poco más de 60 kilometros. Desde Colombia hay vuelos a Natal con escala en São Paulo o Rio de Janeiro, mayores hubs aéreos del país.
MUSEO INHOTIM (MINAS GERAIS)
Inaugurado hace 13 años en medio de un jardín de 140 hectáreas y 4.500 especies botánicas está el mayor museo a cielo abierto de América Latina. El Instituto Inhotim es un deslumbrante predio ubicado una hora de Belo Horizonte (la capital minera), con 700 obras de artistas de todo el mundo desplegadas en medio de lagos y colinas. Todos los adjetivos de magnificencia son apropiados para describir al museo, el único en Brasil con una colección de arte contemporáneo de nivel internacional exhibida de forma permanente. Inhotim cuenta con espacios de gastronomía de alto vuelo, y sus proporciones hacen imposible recorrerlo y disfrutarlo en un sólo día. Catalogado por la prensa local como un “parque de diversiones cool”, el paseo será inolvidable para familias que aprecien la belleza del arte inserta en un marco natural, con obras desplegadas para la interacción con los visitantes y talleres de arte para el público infantil. Las entradas cuestan 44 reales, los niños de hasta 5 años no pagan y los miércoles el acceso es gratuito.
COMO LLEGAR: Desde Belo Horizonte (donde hay vuelos desde Colombia con escala en São Paulo o Rio de Janeiro) se puede llegar al museo por una ruta en buen estado (60 km), y también en combis, en ambos casos desde la terminal de ómnibus de Belo Horizonte; los precios del traslado rondan los 66 reales ida y vuelta. Es recomendable dormir una noche en Brumadinho, la ciudad más cercana a Inhotim, cuya magnificencia impide recorrerlo en un solo día.