Danzando desde la virtualidad

Danzando desde la virtualidad

20 junio, 2020 Off By admin

La transformación y desafíos que han generado el covid -19 y la virtualidad que hoy tiene a los tolimenses confinados en sus casas, convierte el baile en todo un reto. ¿Cómo es la preparación de los bailarines desde la presencia de esta pandemia en el Tolima?

Mientras masajea sus pies cansados, la bailarina profesional Melisa Hernández Reyes, quien participa en el I Concurso Departamental de Danza por Pareja “Inés Rojas Luna”, recuerda cómo por esta misma época, pero de años anteriores, el Festival Folclórico era ya una fiesta que tenía a todos en las calles.

“Recuerdo los años anteriores, las audiciones de mayo, cómo bailarines y músicos se preparaban intensamente a diario para dejarlo todo en los siete minutos que duraba la presentación en el Teatro Tolima y en la Concha Acústica ´Garzón y Collazos´. Ahora todo eso no está”.

Esta bailarina profesional, con una trayectoria de 15 años, añora lo que no ha podido ser por causa de la pandemia originada por el covid-19.

Pero aun así, tiene que seguir, por lo que seca su rostro, limpia sus manos y, de manera mágica, se llena de energía. Despeina su cabello castaño mientras intenta fijar su ‘tocado’ con unas pinzas negras.

Seguirá con su tributo a Inés Rojas Luna, quien investigó y recuperó diferentes representaciones folclóricas del Tolima, para lograr la coreografía del sanjuanero tolimense, El Contrabandista de Cantalicio Rojas.

Por su parte, el director Artístico del Grupo Tradición Folclórica, Fabián Campos, comenta: “Añoramos ese espacio que nos permitía un intercambio de manera positiva, de todo el conocimiento cultural y artístico entre director y bailarines; en ese instante se podían corregir técnicas, figuras y las opiniones de los integrantes eran tenidas en cuenta para ser plasmadas en las coreografías”.

Precisamente, este año las audiciones no fueron posibles, a causa de la pandemia.

“El covid-19 ha limitado y complicado los ensayos, algunas personas no pueden participar todo el tiempo, son múltiples problemáticas, la conexión, el acceso a equipos y todo ello ha generando deficiencias en los montajes coreográficos”, destaca Campos.

Cuando el tiempo se los permite los bailarines gastan entre dos a tres horas diarias para ensayar cumpliendo todo el protocolo de bioseguridad reglamentado por el Gobierno Nacional, a través en el Decreto 749 de 2020, en el cual se permite hacer ejercicio sin aglomeración de personas.

Foto: Ensayo del grupo Tradición Folclórica (2019-2020).

Para Melisa, este año el alistamiento ha sido todo un reto a causa de la falta de tiempo, pues al no haber audición, la preparación fue casi nula.

“No hay un acondicionamiento, menos resistencia, lo que nosotros hacíamos en meses, debemos hacerlo ahora en horas, aquí se pone a prueba la calidad de los grupos folclóricos, su adaptación, su experticia y el profesionalismo de sus integrantes”.

Melisa se refiere a lo que hoy se puede apreciar en algunas calles de la ciudad.

“Por estos días vemos grupos recorriendo la ciudad como una forma de sostenimiento de su arte, regalando cultura a través de la música y el baile, unos en rebusque, otros mostrando gran calidad interpretativa, y dispuestos ser los defensores de una cultura que se niega a morir”, resalta Hernández.

La transición de las estampas de manera presencial a virtual ha sido difícil como lo explica Fabián Campos.

“La falta de recursos en los momentos en que se requieren para una presentación y la dificultad de encontrar espacios donde se pueda llevar a cabo el baile son limitantes enormes. El comercio y particularmente nosotros como artistas culturales nos hemos convertido en una población vulnerable”.

Foto: Grabación de baile para concurso de parejas. – Melisa Hernández

Vestuario, maquillaje y peinado se modifican con los ritmos a interpretar.

“La preparación es igual en relación al baile, en el sentido estricto de hacer lo mejor posible para dar a entender la representación folclórica. Sin embargo ahora el tiempo se amplía, la prioridad es ahora grabar un buen video, estar dispuestos a largas jornadas, porque sabemos que nos vamos a demorar encontrando el ángulo, la toma y la luz adecuada”, señala Melisa.

Los artistas han tenido un cambio drástico de 180 grados, donde pasaron de ser premiados por los aplausos de miles de espectadores a ver la cantidad de me gusta, comentarios o número de veces en que fue compartida su publicación.

“Puede que se sienta igual, pero a la hora del proceso es muy diferente porque se pierde la magia de la danza y es aún más tedioso poder representar lo que uno quiere a través de la cámara casi siempre estática, tenemos que repetir para obtener otros ángulos y que se pueda ver, tal cual como uno quiere representar esta tradición”, asevera Campos.

Reflejando que, a pesar de los cambios, lo importante para ellos es poder continuar aportando a la cultura del Tolima, desde su arte. Así lo resalta Melisa, mientras se acomoda su traje anaranjado que hoy la engalana.

“La dinámica social del mundo cambió, y nosotros como artistas debemos tener la capacidad de reinvención, con la finalidad de que nuestra cultura sea expresada en danza, música, gastronomía, coplas, celebraciones religiosas y todo lo que conlleve contar lo que nuestros antepasados nos han regalado, para que las fiestas no dejen de representarnos como tolimenses, es lo que queremos mientras esperamos que vuelvan los momentos y bellos recuerdos de esa libertad total que teníamos”, sentencia

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